Una Policía de Córdoba que nos proteja
El 6 de Setiembre se cumple un mes de la muerte de Blas Correas.
Su hermano Juan le escribe: “Hace un casi un mes me arrebataron a mi hermanito, mi protegido, mi luz en esta vida oscura. La tarde previa a que no pueda abrazarlo nunca más, me despedí con un abrazo y un ’disfruta mucho”.
Hasta el momento hay nueve miembros de la Policía de Córdoba detenidos, dos de ellos por disparar y el resto por encubrir, desviar la investigación y demás maniobras para evitar la justicia.
No solo cuestionamos la calidad moral y valores de estos seres humanos, que además son policías, sino que nos preguntamos ¿Qué pasó, que pasó, que pasó? Y no es el primer caso.
Si nos ocupamos
tan solo de los dos uniformados que dispararon, nos cuestionamos su
profesionalidad y los criterios de la Policía de Córdoba para poner a sus
efectivos en la calle para proteger a los ciudadanos.
Si vemos los
detalles del caso, nos vamos a dar cuenta de los profundos problemas que
atraviesa la Institución y que lo que pasó no fue casualidad.
A Blas le disparó
el Cabo I Lucas Gómez, de 35 años de edad, con su pistola 9mm.
Esa noche, el Cabo
I Lucas Gómez se encontraba en servicio activo y realizando patrullaje y
portando arma a pesar de encontrarse esperando el comienzo del juicio en su
contra , junto a otros efectivos, por encubrimiento agravado de un violador
serial que actuaba en La Calera.
Gómez debió estar
en situación pasiva, con tareas no operativas y sin uso de arma reglamentaria
hasta concluido el juicio que aun no se ha iniciado.
Javier Alarcón fue
el otro efectivo que disparó al vehículo y cuenta con antecedentes desde el año
2013 por denuncias de lesiones leves y privación ilegitima de la libertad. Hoy
está acusado de cuatro intentos de homicidio de los amigos de Blas que iban en
el auto con él.
La Policía de
Córdoba enfrenta serios problemas Institucionales en cuanto a su Formación y
Control, con exhaustivo análisis de postulantes, sus antecedentes penales y
laborales, su comportamiento financiero y su actuación en las redes sociales.
Las exigencias
físicas y psicológicas deben ser más altas, así como los ciclos de formación
deben incluir nuevas materias acorde a la realidad social.
Es necesario
incrementar los controles médicos, adicciones, declaraciones juradas, pruebas
físicas y actualización en materia de tecnología para el combate al delito.
El 2 de Setiembre
el jefe de la Policía de Córdoba, Comisario General expresó que es “necesario
recomponer la confianza con la Sociedad”. Esperamos que trabaje en ello sin
descanso.
La Policía les
debe protección a los ciudadanos. Y necesitamos muchos cambios para lograr este
objetivo.
Equipo PRO Gente
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