¡ARDE CÓRDOBA!



Señor Gobernador:

No sólo el impacto de los incendios este año ha sido inmenso y conmovedor, también preocupa la notoria ausencia del Estado Provincial en prevenir o, al menos, dar adecuada respuesta a estos desastres -naturales o humanos- pero ciertamente recurrentes, en temporada de sequía en Córdoba.

Todos hemos quedado sin palabras y con profunda impotencia, al ver cómo se pierden recursos naturales, bosque nativo o implantado, áreas protegidas y humedales, pastizales, fauna autóctona, y el trabajo y patrimonio de años. Además, se ha puesto en riesgo la vida de los bomberos y pobladores que heroica y desinteresadamente hacen frente a las llamas ante la inexistencia de una verdadera política pública para prevenir y mitigar los incendios. Para ponerlo en números, los máximos históricos están en el orden de las 100 mil hectáreas, y este año estamos triplicando ese número. 

Esto es un indicador muy grave que debe poner en alerta a toda la ciudadanía. Los incendios de 2020 ya representan un récord absoluto –para las dos últimas décadas– de superficie afectada en Córdoba. Son unas 300 mil las hectáreas que se han quemado hasta ahora, según un relevamiento realizado por el Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SMNF). Esa superficie equivale a casi 6 veces la del departamento Capital (que cuenta con 57.600 hectáreas).

La Ley Provincial N° 8751 dispone que las Autoridades tienen que elaborar, implementar y controlar el Plan Anual de Prevención y Lucha contra el Fuego en áreas rurales y forestales, como así también elaborar el Mapa de Zonificación de Riesgo de Incendio. Esto es competencia de las Autoridades provinciales más allá del análisis respecto a las causas por las que se originan los incendios.

Sin embargo, si uno quiere tener conocimiento del plan que debe elaborarse anualmente, en el sitio oficial que corresponde a la Dirección Plan Provincial de Manejo del Fuego -www.cba.gov.ar-, la información disponible es de los años 2011, 2010 y 2004. Resulta inadmisible que, frente a hechos recurrentes y graves, el Gobierno Provincial no provea o cuente con información de calidad, sistematizada, procesada y actualizada que le permita diseñar una estrategia. ¿Es posible que esto sea sólo incompetencia o inadvertida ausencia del Estado?

Es útil decir que entre 1999 y 2017 se quemaron más de 700.000 hectáreas en el sector serrano. En menos de dos décadas ciertas zonas de las Sierras Chicas, Sierras Grandes, Sierras del Norte y las Cumbres de Gaspar, se incendiaron hasta 4 o más veces, lo que se traduce como una “alta frecuencia de incendios” (Fuente: Instituto de Altos Estudios Mario Gulich, 2020). Las condiciones geográficas y meteorológicas de cada Provincia o región son particulares por lo cual, más allá de la asistencia de otras jurisdicciones, es esencial que Córdoba cuente con sus propios recursos capacitados para zonas montañosas, llanas, bosques, pastizales, y un plan adecuado.

Adicionalmente, frente a la magnitud de las pérdidas y de los daños posibles, resulta evidente que el plan no puede estar basado únicamente en la labor de los Bomberos Voluntarios, que lo hacen

gratuitamente o con ayuda mínima de la comunidad, sino en un detallado esquema de trabajo de carácter permanente que contemple análisis de riesgo, alertas, alarmas, protocolos de trabajo y recursos humanos, económicos, entre otras previsiones específicas para la geografía de Córdoba. Como todos sabemos, la responsabilidad del Estado no sólo es por sus acciones, sino también por sus omisiones.

Esta omisión atraviesa a la Provincia entera y se reitera todos los años cada vez con mayor fuerza. Frente a la desatención clara de las autoridades, nos tomamos el atrevimiento de proponer líneas de acción que deberían implementarse para no llegar a la primavera de 2021, nuevamente “rezando para que llueva” como mejor y única solución frente a hechos que, en la era de la Sociedad de la Información, del Conocimiento y de la Inteligencia Artificial, cuanto menos pueden ser advertidos y combatidos con recursos profesionales y tecnológicos estatales.

Demandamos la implementación de las siguientes líneas de acción:

1. Proveer los recursos humanos suficientes y favorecer la capacidad cualitativa, a través de la capacitación permanente, para estructurar un Sistema de Lucha contra el Fuego eficiente y profesionalizado que pueda responder y reducir los riesgos de incendios.

2. Mejorar la disponibilidad de equipamiento: trajes, motos enduro, cuadriciclos, camionetas 4x4, equipos de comunicaciones y sensores, drones y helicópteros, para la detección temprana de incendios, evacuación, y traslado de personas.

3. Asegurar la logística de las acciones, tales como abastecimiento de agua potable, alimentos, remedios, atención médica en el lugar donde se combaten los incendios, alojamiento y aseo para el personal en operaciones.

4. Disponer de la tecnología necesaria: sensores ópticos/térmicos giroestabilizados en las zonas rurales o montañosas más propensas a incendios, sistemas aéreos no tripulados dotados de cámaras ópticas e infrarrojas para la detección temprana de incendios.

5. Actualizar en forma regular -y dar publicidad suficiente- el mapa digital sobre la humedad de suelos, precipitaciones, vientos, etc., de manera tal de contar con una herramienta de planeamiento que permita hacer un uso más eficiente en la asignación de las zonas de patrullado para prevenir incendios.

6. Coordinar con otras fuerzas, que tienen excelente conocimiento y manejo logístico, por ejemplo, Fuerza Aérea o Ejército, para apoyo y operación de drones u otro tipo de equipos, como helicópteros con helibaldes y tripulaciones calificadas para lucha contra incendios.

7. Definir mediante convenio con la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) los mecanismos para la obtención, procesamiento y diseminación de imágenes satelitales que permitan detectar tempranamente focos ígneos y la mejor forma de sofocar los incendios.

8. Disponer de un cronograma eficiente y no burocrático, coordinado por Defensa Civil o las autoridades correspondientes, de quemas prescriptas y preventivas, que disminuyan el riesgo de fuegos descontrolados.

9. Implementar un acuerdo con el Ministerio de Ambiente de la Nación para asegurar la rápida y consistente asistencia de medios del Plan Nacional de Manejo del Fuego.

Finalmente, si hay algo que toda la sociedad debe rescatar de los terribles incendios que sufre Córdoba es el coraje, la solidaridad y la enorme vocación de todos los Bomberos Voluntarios, hombres y mujeres, que heroica y desinteresadamente arriesgan sus vidas y dejan sus hogares para internarse en el monte y las serranías para proteger a otros cordobeses. 

Ojalá las autoridades provinciales hagan algo para reconocer el esfuerzo y compromiso de nuestros Bomberos Voluntarios, dándoles un salario que compense el sacrificio personal y familiar de estos héroes anónimos que cuidan a sus conciudadanos y tratan de preservar vidas, recursos naturales, bienes y el paisaje de Córdoba.

Equipo Pro Gente.

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